
"... Al principio, Melissa se asustó, pero enseguida se dio cuenta de que era parte del juego, así que decidió seguirle el rollo al agente abriendo bien las piernas, apoyando las manos sobre la pared, aceptando, resignada y sin protestar, que le metiera mano por todas partes. Primero pasó sus manos por su pelo negro y sedoso bajando hasta sus pechos, donde insistió un poco más cogiéndolos en sus manos, masajeándolos sin prisa, insistiendo un rato en los pezones, notando como endurecen entre sus dedos juguetones. Luego siguió bajando por la tripa, las caderas, continuando con las nalgas bien redondas como dos balones de fútbol. Las estrujaba bien, avanzando con una mano entre sus piernas, intentando llegar desde atrás a aquel sitio tan apetecible, pero constatando que no tenía las piernas bastante abiertas, le dio un fuerte cachete en una nalga gritándole, fingiendo estar molesto: —¡Abre más las piernas! Aquel fuerte cachete l...