"... 

       Al principio, Melissa se asustó, pero enseguida se dio cuenta de que era parte del juego, así que decidió seguirle el rollo al agente abriendo bien las piernas, apoyando las manos sobre la pared, aceptando, resignada y sin protestar, que le metiera mano por todas partes.

Primero pasó sus manos por su pelo negro y sedoso bajando hasta sus pechos, donde insistió un poco más cogiéndolos en sus manos, masajeándolos sin prisa, insistiendo un rato en los pezones, notando como endurecen entre sus dedos juguetones. Luego siguió bajando por la tripa, las caderas, continuando con las nalgas bien redondas como dos balones de fútbol. Las estrujaba bien, avanzando con una mano entre sus piernas, intentando llegar desde atrás a aquel sitio tan apetecible, pero constatando que no tenía las piernas bastante abiertas, le dio un fuerte cachete en una nalga gritándole, fingiendo estar molesto:

—¡Abre más las piernas!

Aquel fuerte cachete le recordó a Martín, que hacía lo mismo cuando ella se enfadaba y no quería acostarse con él. Pero, aunque le dolía, también la excitaba y despertaba el deseo en ella. Lo mismo sintió ahora con Roberto, así que abrió más sus piernas sin protestar.

Roberto volvió a meter una mano entre sus piernas, desde atrás, hasta llegar al punto más caliente donde empezó a masajearla con movimientos circulares.

—¡Ah! —se le escapó un gemido de placer a Melissa sintiendo sus dedos haciéndose hueco entre sus labios, ya húmedos del cosquilleo que empezó a sentir en aquella zona.

Deseando prepararla bien, Roberto metió la otra mano entre sus piernas por la parte delantera donde empezó a jugar con el botón que él consideraba el detonador de todos los deseos posibles y la puerta de todas las fantasías.

—Mmm — Melissa empezó a gemir descontroladamente, calentándose más de lo que pudo imaginar; se mordía los labios para no gritar de placer.

Sintiendo sus dedos húmedos, Roberto consideró que ya era suficiente. La obligó a darse la vuelta sin hablarle, manejándola con las manos, se puso de rodillas delante de ella, le bajó los pantalones de un tirón al mismo tiempo que las bragas, le cogió una pierna y se la puso sobre su hombro, para de esa manera ..."

                                                                   Texyo protegido por el derecho de autor.
                                                                   Fragmento de "La casa poseída" de Alisson King, 
                                                             Capítulo VI - Alice vuelve a desaparecer
                                                           
                                                                   
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